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viernes, 4 de febrero de 2011

Dime qué viste en el rostro de los demás y te dire...

Te has preguntado ¿Qué hago durante el día? ¿Quién soy durante el día?
¿Cómo soy durante el día?

La cotidianidad de la realidad, bueno, de la realidad de cada quien, sobre todo en las ciudades, nos ha llevado a estar inmersos en otra realidad que nos permite abandonar ésta por grandes lapsos del día. Es tan parecido lo vivido amanecer tras amanecer, que da "wueva". La misma gente en la parada del autobus, el mismo camión, el mismo conductor, el mismo tráfico, los mismos asientos, lo mismo y lo mismo.

Esta vida pareciera que fuera lo mismo, todo el día, todos los días.

Sin embargo dejamos pasar muchas cosas que nos alegrarían uno de esos tantos, claro, si lo viéramos con otros "ojos", es decir, con otra actitud.

El día de ayer, por alguna razón no encontré mis audífonos. Y busqué como desesperado hasta que vi la hora y tuve que ir hacia la universidad. Tenía mucho tiempo que no salía sin tener esto en los oídos. Entonces por el sólo hecho de no tener una canción tras otra durante gran parte del trayecto, me permitió escuchar, ver, oler, inclusive sentir lo que pasaba a mi alrededor.

Ya en el transporte, me di cuenta que la gente tiene una cierta actitud que nos podría decir qué esta pasando en su vida presente o pasada. Nos muestra en su rostro lo que la vida le ha puesto a prueba y nos dice si lo superaron o no. Algunos con una actitud amargada, otros como si les sonriera toda la vida. Algunos más con enojo, tristeza, preocupación, ansiedad, miedo, felicidad, satisifación, tranquilidad, seguridad.

Entonces me pregunté ¿Cómo sabes que aquellas personas tienen ese supuesto sentir? ¿No será que me estoy reflejando? ¿No será que esta realidad me pone enfrente lo que todos los días intento ignorar?

Ignorar, esta acción que nos tiene amarrados a un sitio de seguridad, como un escudo, que no nos permite ver más allá de nuestra nariz, más allá de lo que nuestra vida nos deja ver, más allá de nuestra realidad. Ignorar es muy fácil, y lo hacemos todos los días.

Me dirás:

"¡Disculpa! yo soy licenciado, ingeniero, artista, empresario, comerciante, universitario, estudiante, qué se yo. ¿Yo ignorante? Yo que tengo una carrera, yo que tengo un proyecto, yo qe tengo una presentación, un negocio, una reflexión, una tarea, yo que soy parte de la gente entonces ¿Me ignoro?"

Te diré que sí, porque al no querer ver más allá de tu trabajo, de tu diseño, de tu creación, de tus pensamientos internos, del trabajo a entregar a otro día, ignoras todo, a este mundo que se está muriendo, a este país que no camina, a esta sociedad que pierde confianza en sí misma, tus amigos que quieren saber de tí, a tu familia que pide de tí un abrazo, una presencia, un "¡Te quiero!" a gritos, te ignoras a tí mismo.

Te invito a que un día estés de observador, sólo eso, de observador. Sal a la calle con tus sentidos abiertos a todo lo de tu alrededor, un día sin que pase por tu cabeza todo aquello de tu cotidianidad, un día, sólo un día y creéme que cambiará el mundo, tu mundo, y el de los demás.

Termino con una frase que se me ocurrió, y si alguien ya la dijo pues díganme:

"Dime qué viste en el rosotro de los demás, y te diré qué haces, quién eres y cómo eres contigo mismo".

Juan Roberto Gonzalez Coyomani

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